1 Macabeos 3 10-26
"Apolonio reunió gente de los paganos y buen número de samaritanos para combatir a Israel. En cuanto lo supo Judas, le salió al encuentro, lo derrotó y le dio muerte; muchos de ellos cayeron y los demás huyeron. Recogido el botín, Judas se quedó con la espada de Apolonio y, desde entonces, la usó siempre en los combates. Serón, jefe del ejército de Siria, supo que Judas había reunido mucha gente y que toda la comunidad creyente estaba a su lado. Pensó: «Esta es la oportunidad para hacerme famoso y ser un hombre importante en el reino. Iré a pelear con Judas y los suyos, que no obedecen las órdenes del rey.» Así lo hizo, y con él subió un poderoso ejército de impíos que querían ayudarlo a tomar desquite de los hijos de Israel. Cuando se acercó a la subida de Betorón, Judas le salió al encuentro con una pequeña tropa de combatientes. Estos, al ver el ejército contrario, dijeron a Judas: «¿Cómo podremos nosotros, tan pocos, luchar contra tantos enemigos? Además nos faltan fuerzas, pues nada comimos hoy.» Pero Judas declaró: «Fácilmente cae una muchedumbre en manos de pocos hombres, que para el Cielo no hay diferencia entre vencer con ayuda de muchos o de pocos. La victoria no depende de la cantidad de los que combaten, sino que viene del Cielo que nos da la fuerza. Estos llegan contra nosotros inspirados por su orgullo y su impiedad, con el fin de apoderarse de nosotros, de nuestras esposas e hijos y quitarnos todo. En cambio nosotros luchamos por nuestras vidas y nuestras leyes. El es el que los aplastará ante nosotros. No los teman.» Apenas terminó de hablar, asaltó de repente a los enemigos. Serón y su ejército fueron derrotados. Los persiguieron en la bajada de Betorón hasta la llanura, cayendo cerca de ochocientos hombres. Los demás huyeron hacia el país de los filisteos. Con esto, el espanto y el miedo a Judas y a sus hermanos se apoderó de los paganos que vivían en los alrededores. La fama de su nombre llegó al rey, y los pueblos paganos contaban sus batallas."
Reflexión. –
En la lectura del día de hoy, comenzamos a ver las hazañas de Judas el Macabeo, quien con pocos hombres hace frente a un ejército bien dotado, y pone plenamente su confianza en Dios, y lo demuestra motivando a los suyos a no dejarse intimidar por el número.
¿Cuántas veces en tu vida te has sentido abrumado por la cantidad de problemas que tienes? O ¿Por las deudas? O incluso ¿Por gente que se opone a tu manera de pensar? ¿Cuántas veces has pensado que no puedes más?
Hoy estás en el día 18, ya estás tocado, cansado y con ganas de rendirte, tal vez. Pero te invito a no desfallecer, a no pensar cuantas páginas le faltan a este libro, sino cuántas páginas has caminado con Dios a tu lado durante este reto. Cuando menos lo imagines, Dios traerá victoria a tu vida, porque como dijo Judas, la victoria viene del Cielo.
Deja de ponerle trabas a Dios, y permítele actuar. Es un padre amoroso que sabe que es lo que necesitas.
Oración que habitualmente reza el papa Francisco a San José (lo relata en Patris corde)
«Glorioso patriarca san José, cuyo poder sabe hacer posibles las cosas imposibles, ven en mi ayuda en estos momentos de angustia y dificultad. Toma bajo tu protección las situaciones tan graves y difíciles que te confío, para que tengan una buena solución. Mi amado Padre, toda mi confianza está puesta en ti. Que no se diga que te haya invocado en vano y, como puedes hacer todo con Jesús y María, muéstrame que tu bondad es tan grande como tu poder. Amén».