2 Timoteo 4, 1-8
"Te ruego delante de Dios y de Cristo Jesús, juez de vivos y muertos, que ha de venir y reinar, y te digo: predica la Palabra, insiste a tiempo y a destiempo, rebatiendo, amenazando o aconsejando, siempre con paciencia y dejando una doctrina. Pues llegará un tiempo en que los hombres ya no soportarán la sana doctrina, sino que se buscarán maestros a su gusto, hábiles en captar su atención; cerrarán los oídos a la verdad y se volverán hacia puros cuentos. Por eso debes estar siempre alerta. No hagas caso de tus propias penas; dedícate a tu trabajo de evangelizador; cumple bien tu ministerio. Yo, por mi parte, estoy llegando al fin y se acerca el momento de mi partida. He combatido el buen combate, he terminado mi carrera, he guardado la fe. Sólo me queda recibir la corona de toda vida santa con la que me premiará aquel día el Señor, juez justo; y conmigo la recibirán todos los que anhelaron su venida gloriosa."
Reflexión. –
Cuanta razón tenía San Pablo en lo que había de venir. Hoy que estás terminando este reto, te quiero decir hermano, que si fuiste fiel has peleado una gran batalla.
En esta carta de despedida, ya en su encarcelamiento previo a ser ejecutado, San Pablo advierte de como la gente perdería la fe, pero sobre todo, como la gente sería de voluntad débil, y haría “religión a mi modo” en donde creerían cuando les conviene, y cuando no, mejor acomodar las creencias. Lo dice claro: llegará un tiempo donde los hombres no soportarán la sana doctrina. ¿Por qué? Porque la sana doctrina, requiere voluntad, requiere sacrificio, requiere entrega, requiere paciencia, perseverancia, pero sobre todo AMOR. Y hoy el mundo lo que más nos vende es, lo opuesto, comodidad, pasividad, abandonar la lucha, vivir una cultura del disfrute, de lo inmediato.
Tu en cambio hoy has visto los frutos de la lucha, de la batalla, suelen ser cansados, suelen ser dolorosos, pero cuando se reciben. Que regalo son de Dios. Y todo esto reordena la estructura de la creación. Nos regresa al orden de creaturas y a Dios lo restaura como nuestro creador, y es con esa conciencia con la que debemos vivir. Dios en su amor infinito, nos ha dado todo, pero no debemos olvidar que creaturas somos, amadas si, pero al final creaturas y que todo lo tenemos por gracia de Dios. Y cuando entiendes esto, realmente empiezas a comprender que por ese amor que Dios te tiene, debes soltar el control y entregarlo a Dios, eso es morir a ti mismo, morir a tus pasiones desordenadas, a tus deseos desordenados, a las seducciones, del mundo ya que solo así resucitarás como un hombre nuevo, como se convirtió San Pablo, como resucitó Jesucristo, como regresó Moises del Desierto, como se coronó rey David.
No sabemos cuanto tiempo vamos a estar aquí, pero que tu vida, se convierta en ofrenda a Dios, para cuando estés al final de tu vida, puedas decir las palabras que San Pablo dice en esta carta. Palabras de un hombre valiente, entregado, dispuesto pero que también confía en Dios y sobre todo ama: He peleado la gran batalla, he ganado la carrera, he guardado la fe.
Ánimo hermano, esto apenas comienza.
No dudes en buscarnos o enviarnos mensaje directo si tienes más dudas, a través de las siguientes cuentas de IG:
@freefallentrehombres
@gilmaciassafont
¡Felicidades por haber logrado este reto!
Oración que habitualmente reza el papa Francisco (lo relata en Patris corde)
«Glorioso patriarca san José, cuyo poder sabe hacer posibles las cosas imposibles, ven en mi ayuda en estos momentos de angustia y dificultad. Toma bajo tu protección las situaciones tan graves y difíciles que te confío, para que tengan una buena solución. Mi amado Padre, toda mi confianza está puesta en ti. Que no se diga que te haya invocado en vano y, como puedes hacer todo con Jesús y María, muéstrame que tu bondad es tan grande como tu poder. Amén».