Éxodo 23, 20-33
"Ya estoy enviando a mi Angel delante de ti para que te proteja en el viaje, hasta introducirte en el lugar que te he preparado. Anda derecho en su presencia y hazle caso: no le seas rebelde. Sepas que no perdonará tus faltas, pues en él está mi Nombre. Si le escuchas y haces todo lo que yo te diga, seré enemigo de tus enemigos y adversario de tus adversarios. Mi Angel irá delante de ti y te introducirá en el país del amorreo, del heteo, del fereceo, del cananeo, del jeveo y del jebuseo, a los cuales yo exterminaré. No adorarás a sus dioses; no los servirás ni harás lo que allá se hace; antes bien destruirás sus dioses y harás pedazos sus estatuas. Ustedes sólo servirán a Yavé, y yo bendeciré tu pan y tu agua, y apartaré de ti todas las enfermedades. No habrá en tu país mujer que aborte o sea estéril; y prolongaré los días de tu vida. Sembraré el terror delante de ti y exterminaré todos los pueblos del país en que tú entrarás; haré que todos tus enemigos huyan ante ti. Enviaré avispas delante de ti que harán huir de tu presencia al jeveo, al cananeo y al heteo. No te los quitaré de tu paso en un solo año, no sea que la tierra quede desierta y se multipliquen las fieras en perjuicio de ustedes. Los expulsaré poco a poco, mientras te hagas fuerte y te apoderes de la tierra. Fijaré tus fronteras desde el mar Rojo hasta el mar de los filisteos (Mediterráneo) y desde el desierto hasta el río Eufrates. Pondré en tus manos a los que ocupan el país y tú los echarás fuera. No hagas pacto alguno ni con ellos ni con sus dioses. No habitarán en tu tierra, no sea que te lleven a servir sus dioses y a pecar contra mí: eso sería tu ruina."
Reflexión. –
Hoy vemos muy cerca esa tierra prometida, ese término a estos días en los que si has perseverado y sido fiel, te has alejado de redes sociales, te has alejado de ídolos, te has alejado de distracciones, y Dios ha trabajado, probablemente hayas incluso con la gracia de Dios, depurado tus amistades.
En el pasaje del éxodo que acabamos de leer, vemos a un Dios que hace una promesa: aquel que le sea fiel, no tendrá que temer, pues aunque las adversidades de la vida sean grandes, Él estará ahí para enfrentarlas hombro con hombro.
Es importante entender esto, porque el terminar este reto, no implica que terminarán las dificultades en tu vida. Y Dios no promete tampoco que tu vida será fácil. Pero ten la certeza de que este reto ha sido un entrenamiento, para enfrentar mejor estas dificultades, y sobre todo, que Dios estará contigo en las pruebas más difíciles y muchos frutos sacará de ellas, si lo dejas actuar.
Lo más importante es quizá lo que parece en esta lectura no tener sentido: Dios dice de donde a donde ocuparán la tierra prometida. Quizás no le veas más detalle a esta parte de la lectura, pero lo que Dios te quiere decir, es que vas a conquistar grandes metas, como el pueblo hebreo conquistó esta tierra, pero que es Dios quien pone los límites: el les dice que dominarán desde el Mar Rojo, hasta el Mediterráneo y desde el Desierto, hasta el Éufrates. Y es que muchas veces tenemos potencial para llegar muy lejos, y somos nosotros los que nos ponemos límites y frenamos los planes de Dios en nosotros. Dios en esta lectura quiere revelarte, que es Él el que pone los límites, que es Él el que mejor te conoce y sabe hasta donde puedes llegar, que es Él el que te pensó con amor desde el inicio, y que es Él el que cumple sus promesas si tu lo dejas.
Reflexiona en esto y predisponte a planear ahora que te has alejado del ruido del mundo, qué quieres lograr, que compromisos te pones para cuando termines este reto, que metas vas a alcanzar con la confianza de que Dios está de tu lado.
Oración que habitualmente reza el papa Francisco a San José (lo relata en Patris corde)
«Glorioso patriarca san José, cuyo poder sabe hacer posibles las cosas imposibles, ven en mi ayuda en estos momentos de angustia y dificultad. Toma bajo tu protección las situaciones tan graves y difíciles que te confío, para que tengan una buena solución. Mi amado Padre, toda mi confianza está puesta en ti. Que no se diga que te haya invocado en vano y, como puedes hacer todo con Jesús y María, muéstrame que tu bondad es tan grande como tu poder. Amén».