Josué 6,1:20
"Los habitantes de Jericó habían cerrado la ciudad y puesto sus cerrojos para que no entraran los israelitas: nadie entraba ni salía. Pero Yavé dijo a Josué: «Te entregaré la ciudad, su rey y todos sus hombres de guerra. Para esto, ustedes tendrán que dar una vuelta a la ciudad cada día durante seis días. Siete sacerdotes irán delante del Arca tocando las siete trompetas que sirven en el Jubileo. El día séptimo darán siete vueltas y cuando suenen las trompetas todo el pueblo subirá al ataque, dando su grito de guerra. En ese momento se derrumbarán los muros de la ciudad y cada uno entrará por lo más directo.» Josué, hijo de Nun, llamó a los sacerdotes y les dijo: «Ustedes llevarán el Arca de la Alianza; siete sacerdotes irán delante tocando trompetas de las que se usan en el Jubileo.» Luego, Josué dijo al pueblo: «Ustedes darán la vuelta a la ciudad y la vanguardia del ejército precederá el Arca de Yavé.» Cuando Josué terminó de hablar, los sacerdotes comenzaron a tocar las siete trompetas que sirven para tocar la fiesta del Jubileo y avanzaron delante del Arca de Yavé. La vanguardia del pueblo iba delante de los sacerdotes y el resto del pueblo detrás del Arca. Las trompetas resonaban por todas partes. Josué había dado esta orden: «Ustedes no gritarán ni darán voces, ni se oirá siquiera una palabra, hasta que llegue el día en que les diga: Griten y den voces.» El Arca de Yavé dio ese día una vuelta alrededor de la ciudad, volviéndose todos al campamento, donde pasaron la noche. Al día siguiente, Josué se levantó de madrugada; los sacerdotes tomaron el Arca y los que tocaban las siete trompetas pasaron otra vez delante del Arca. Delante iba la vanguardia y detrás del Arca los demás. Y otra vez resonaron las trompetas. Lo mismo hicieron el día siguiente, y durante seis días dieron a diario una vuelta alrededor de la ciudad y volvieron al campamento. Al séptimo día los israelitas se levantaron de madrugada y dieron la vuelta en torno a Jericó según el mismo rito que los días anteriores, pero, ese día, lo hicieron siete veces. A la séptima vez, mientras los sacerdotes tocaban las trompetas, Josué ordenó al pueblo: «Den su grito de guerra, porque Yavé les ha entregado la ciudad. Esta ciudad y todo lo que hay en ella será entregado en anatema a Yavé. Sólo Rahab la prostituta quedará viva con todos los que estén con ella en su casa, ya que ocultó a los exploradores que habíamos enviado. En cuanto a ustedes, cuídense de tocar cualquier cosa, chica o grande; ya que fue todo consagrado en anatema, no tomen ninguna cosa, no sea que venga la maldición sobre el campamento de Israel y lo trastorne. Todo el oro, plata, cobre y hierro están consagrados a Yavé y entrarán en el tesoro de Yavé.» El pueblo gritó y se tocaron las trompetas. En ese preciso momento se derrumbaron los muros de la ciudad. Entonces cada uno avanzó sobre la parte de la ciudad que tenía a su frente. Se apoderaron de Jericó. Y espada en mano mataron a todos los hombres y mujeres, jóvenes y viejos; incluso a los bueyes, ovejas y burros, y los entregaron como anatema, o sea, los sacrificaron a Dios."
Reflexión. -
Cuando el pueblo judío finalmente alcanza su libertad en Egipto, no terminaría ahí su dificultad, Tendrían que pasar más de 40 años vagando por el desierto, debido a su pecado. Y una vez que Dios dispuso que entraran en la tierra prometida, tuvieron que hacer frente a todas esas tribus que no les querían.
Fue ahí, donde una camada de héroes, encabezada por Josué, sucesor de Moisés en la misión de llevar al pueblo de Dios a la Tierra prometida, comenzaría con sus hazañas.
Josué era guerrero, valiente y fiel, fue de los primeros 12 exploradores enviados por Moisés a explorar la tierra que el Señor había prometido y se mantuvo siempre firme junto con Caleb, aunque los demás dudaron.
Ahora, habiendo ya entrado a esta tierra, toca la conquista de Jericó, y para ello Dios hace la promesa de entregarle la ciudad y su rey. Pero para ello da instrucciones a Josué, durante 7 días rodear la ciudad con el Arca, llevada por 7 sacerdotes cargando 7 trompetas, y al día 7, en la séptima vuelta dar el grito de guerra.
¿Qué significa esto? ¿Te das cuenta cuantas veces se repite el número 7? No es un tema de superstición, o de suerte, ya que todo eso es mal visto a los ojos de Dios. El número 7 simbólicamente representa la plenitud y lo vemos 737 veces escrito en la escritura como cuando Pedro pregunta a Jesús, si han de perdonar 7 veces a los enemigos, a lo que Jesús responde 70 veces 7 (es decir, infinitamente), en el apocalipsis vemos a las 7 iglesias, la serpiente de 7 cabezas, 7 son los pecados capitales, 7 trompetas, etc.
El número 7 representa plenitud de Dios, confianza en él, Dios pide que empuñen su espada y que den un grito de guerra, sabiendo que no van a pelear, porque quiere mostrarnos en este pasaje, que el ya está librando tus batallas, a veces no lo ves, a veces no lo entiendes, ¿Por qué rodear una ciudad tantas veces y nunca atacarla?¿Porqué con el arca, cuando puede ser un estorbo? Porque el arca representa a Dios, y el iba caminando delante de ellos.
Dios camina así al frente de tu vida, a veces no entiendes porque te pide algo, pero mantén tu confianza, como lo hicieron los judíos, que el está obrando, tal vez tu tienes tus planes, pero el único plan que realmente cuenta es el de Él.
Dios quiere ese grito de guerra, porque es un sí, estar dispuesto a combatir, a tirar las murallas, a entregarte la ciudad. Dios quiere que estés dispuesto a combatir, déjale a él tirar esas murallas que parecen inexpugnables, la muralla de la autocompasión que no te permite ser feliz, la muralla de creer que no mereces cosas buenas, la muralla del orgullo, la muralla de la depresión, la muralla de la pornografía, de las redes sociales, de la masturbación, la muralla del alcohol, de las drogas, la muralla del rechazo, la muralla del abandono, de la traición, de la humillación, de la injusticia. Ninguna de éstas, es más alta que el poder de Dios, y lo que el quiere es que confíes en Él.
Dios cumplió su promesa a Josué de entregarle la ciudad y no perdió ni una sola vida. Porque Dios es fiel a sus promesas, y es puntual a su propósito, ¿No lo entiendes? El te quiere listo para la batalla, el te quiere pleno, tú confía, y el te entregará esa ciudad y su muralla.
Oración de Renuncia y liberación.
En el Santo Nombre de Jesús, por su Pasión, Muerte y Resurrección; por la intercesión de la Virgen María, San José, San Miguel Arcángel, todos los ángeles y los Santos; te ruego que mi familia, mi Nación y yo, seamos librados del maligno y de todas sus huestes. Del odio, el rencor, la fornicación y la envidia; nosotros te rogamos: líbranos oh Señor. Del temor, la angustia, la tristeza y las obsesiones; nosotros te rogamos: líbranos oh Señor. De los celos, la rabia y deseos de muerte; nosotros te rogamos: líbranos oh Señor. Del aborto, la eutanasia, eugenesia y el transhumanismo; nosotros te rogamos: líbranos oh Señor. Del mal uso de la sexualidad, de la ideología de género, de las drogas y de no respetar la dignidad humana; nosotros te rogamos: líbranos oh Señor. De la división de la familia y de toda mala amistad; nosotros te rogamos: líbranos oh Señor. De toda insidia del maligno, de toda forma de maleficio, de hechizo, de brujería y de cualquier mal oculto; nosotros te rogamos: líbranos oh Señor. Oh Señor Jesucristo que dijiste: “la paz os dejo, mi paz os doy”, concédenos ser librados de todo mal y gozar siempre de tu paz. Amén.